El sentido común es un concepto crucial que ha guiado el pensamiento filosófico y la toma de decisiones humanas a lo largo de la historia. Este término, que abarca las capacidades perceptivas y cognitivas básicas compartidas por los seres humanos así como ciertas formas de actuar, ha evolucionado significativamente desde sus raíces en la filosofía antigua hasta su papel en debates contemporáneos. Hoy en día, el sentido común continúa siendo un tema de interés vital en Filosofía, Psicología y Ciencias Sociales, especialmente en lo que respecta a su influencia en la formación de juicios y decisiones en contextos de incertidumbre y diversidad cultural.
En términos sencillos, el sentido común puede entenderse de tres maneras:
- Como una habilidad especial. En el lenguaje ordinario se entiende como una habilidad para entender de forma intuitiva, sencilla y autoevidente la experiencia diaria.
- Como los principios básicos compartidos por todos. En la filosofía de Aristóteles, el koiné aisthesis, y en la escolástica, el sensus communis, son vistos como una capacidad e ideas que todas las personas normales tienen en mente, sin necesidad de aprenderlas de forma específica.
- Como la capacidad para actuar de manera razonable. Es decir, usar esos principios básicos para hacer juicios morales sensatos a la hora de tomar decisiones.
El sentido común son, por tanto, esas ideas generales que no cuestionamos ni examinamos normalmente, pero que usamos para evaluar todo lo demás en el día a día. Por ejemplo, si alguien te propone algo que claramente va en contra de lo que sabes que es lógico o razonable, tu respuesta automática puede ser una sonrisa en lugar de una explicación larga. Esto sucede porque estás siguiendo esas ideas básicas que crees compartidas y que te guían en tu forma de pensar y actuar.
Es usual considerar el sentido común como algo menos refinado y/o racional que el conocimiento científico o académico. Se suele ver al último como un refinamiento del primero.
Voy a examinar algunas aproximaciones conceptuales al sentido común, y sus diversas interpretaciones.
Aproximación naturalista
La primera aproximación que podemos hacer es la de entender el sentido común como una facultad cognitiva generalizada que caracteriza a todo ser humano, esta sería la posición naturalista. En este sentido, Aristóteles considera el sentido común como una función sintética del organismo, es decir un conjunto de operaciones mentales para poder identificar patrones comunes cuando usamos los sentidos. En esta línea, tenemos a Descartes que apoya que el sentido común es una capacidad innata y, por lo tanto, universal de los seres humano que consiste básicamente en procesar la información que procede del mundo que nos rodea y crear ideas o contenidos mentales. Descartes no confiaba mucho en aquellas ideas que eran creadas a partir de los datos de los sentidos puesto que, podríamos decir, contenían imprecisiones y falta de rigor. Reid, de la escuela escocesa del sentido común, rechaza que sea una capacidad innata. Chomsky, por otro lado, rechazaba que las facultades mentales fueran, de manera universal, exactamente iguales para todos, pero sí defendía que teníamos dos facultades innatas: una es la que facilita la construcción de conocimientos científicos y otra es el sentido común que está en relación con los discursos (lenguaje) y con los sistemas de creencias. Desde esta posición, se puede decir que el conocimiento científico y el sentido común parten de la misma capacidad mental provista por la evolución biológica.
Aproximación sociológica
Por otro lado tenemos la aproximación histórica y social (más relativista que la anterior) donde son los contextos históricos, culturales y sociales, es decir, los contexto donde se producen interacción entre individuos, aquellos que determinan qué es el sentido común (de una época, de una sociedad, de una cultura). Allá por 1991, Vico consideraría que el sentido común como la forma de conocimiento poco crítica o sin reflexión previa, está principalmente configurada por lo que los individuos hacen en un determinado contexto y momento de la historia, es decir, se considera de sentido común aquello que es costumbre, práctica habitual y qué se considera bien común en un determinado momento de la historia. En esta línea podemos mencionar también a Schutz y a Husserl con la idea de que ningún conocimiento trata o captura hechos directamente sino que todo lo que se considera un hecho cognoscible es un hecho interpretado en función de un conjunto de experiencias previas. Por lo tanto el sentido común, como conocimiento ordinario, depende en su totalidad de los la interpretación de lo que haya ocurrido históricamente tanto a nivel de la persona individual como de los pueblos.
La narrativa dominante y el sentido común
La teoría de la representación social propone que el sentido común no es una habilidad o capacidad innata de cada individuo, sino que está determinado por lo que se considera validado socialmente en un grupo humano de referencia. Existe un mecanismo de validación o reconocimiento
de lo que se supone que es verdadero en un grupo de referencia y cuando una persona hace un juicio o interpreta algo que le ocurre en el día a día mediante el sentido común está apelando implícitamente a lo que considera normal en un entorno de referencia. El sentido común se utiliza a menudo ante situaciones no conocidas o poco familiares, y buscamos sentido a dichas situaciones enmarcándolas en conocimientos pasados y compartidos.
Por lo tanto, todos aquellos conocimientos que hemos absorbido o asumido del grupo al que pertenecemos juegan un papel determinante a la hora de construir juicios y valoraciones de sentido común. La teoría de la representación social va más allá afirmando que la realidad no es algo objetivo, sino algo construido en función de cierto sistema de creencias y valores distribuidos en el grupo de referencia al que pertenece el sujeto.
Normalmente los sujetos que utilizan el sentido común no son conscientes de que viven influenciados e inmersos en un sistema de creencias recibidas del entorno social, cultural e histórico. En este contexto juega un papel crucial el concepto de narrativa dominante. La narrativa dominante es el conjunto de ideas mayoritariamente compartidas que va a determinar cómo interpretar situaciones y eventos nuevos en la vida cotidiana. Explicado sencillamente, cuando nos encontramos con algo que no podemos explicar buscamos el elemento más familiar que nos sirve para anclar lo nuevo a lo que ya conocemos, y lo que ya conocemos está mayoritariamente influido por la narrativa social y cultural en la que hemos aprendido. En este enfoque, se dice que el grupo estructura el mundo
Es decir, la interpretación por sentido común que generamos de lo que nos rodea. Estas interpretaciones que hacemos de las cosas de manera espontánea se hace en base a un conjunto de imágenes, metáforas formas de significar vinculadas a la tradición y a las prácticas sociales del entorno personal, de ahí que las conclusiones derivadas de aplicar el sentido común nos resulten obvias o familiares.
El sentido común y la ciencia
Vimos anteriormente que se puede entender que a partir de los problemas y retos cotidianos que intentan ser resueltos por el sentido común se puede producir un proceso de refinamiento hacia la obtención del conocimiento científico, más sofisticado y preciso. El proceso inverso, se denomina divulgación.
En contraposición con el conocimiento científico, caracterizamos el sentido común como:
- Económico. No entra en detalles y minimiza los recursos cognitivos que nos permitan dar una solución al reto cotidiano que necesitamos entender o explicar.
- Rápido. En relación con lo anterior, el sentido común busca soluciones prácticas rápidas para no darle muchas vueltas a las cosas.
- Lenguaje natural. Expresamos ideas de sentido común con pocos tecnicismos y evitando jergas específicas de lenguajes especializados.
- Cercanía. Los problemas y temas tratados con sentido común suelen ser cotidianos y cercanos al día a día de las personas y suelen estar ligados a la experiencia y a perspectivas con las que modelamos intuitivamente lo que ocurre en nuestro alrededor.
- Normalmente impreciso. En sentido común prefiere una interpretación imprecisa mientras sea más o menos útil y resuelva la incertidumbre a una perfecta.
- Heurístico. Normalmente el sentido común intenta resolver situaciones con información incompleta, con lo que tiene que tiende a realizar juicios por analogía o estrategias de simplificación.
La tesis de la irreductibilidad
También llamada tesis de irreductibilidad hace referencia a dos cuestiones:
- Si se detallan y explican bien las cosas, ¿se puede refinar el sentido común para que sea coherente al 100% con el pensamiento científico?
- ¿Se puede divulgar todo el conocimiento científico complejo de tal manera que pueda ser captado por el sentido común sin perder rigor?
La primera pregunta hace referencia a la tesis sobre imposibilidad de que en los individuos se produzca un proceso completo de refinamiento del sentido común hacia el conocimiento científico; es decir, la imposibilidad de la racionalización científica total. Aunque exista una única mente o intelecto, el cerebro se ha especializado en dos modos de conocer diferentes, en cierto modo, complementarios pero también, en otros aspectos, contrarios. Es la tesis principal que se defiende en Pensar rápido, pensar despacio de D. Kahneman. En la primera parte del libro, Kahneman nos cuenta que nuestra mente crea el pensamiento de dos formas diferentes:
- Sistema 1. Es rápido, automático y opera constantemente. Funciona a base de emociones, estereotipos y sin que nos demos cuenta. Nos ayuda a generar intuiciones que suelen ser acertadas, pero no siempre. Encuadramos aquí el sentido común o pensamiento ordinario.
- Sistema 2. Es lento, requiere esfuerzo y no lo usamos muy a menudo. Es lógico, calculador y consciente. Su función es tomar las decisiones finales después de observar y controlar las intuiciones del Sistema 1. De este sistema deriva la ciencia y el conocimiento académico sofisticado.
Se advierte que es imposible que el conocimiento científico reemplace al pensamiento cotidiano por sentido común ya que la objetividad no puede manejar con eficiencia y rapidez la cantidad de retos e incertidumbres que nos encontramos en el día a día y en la interacción social. Hemos evolucionado, no solo para hacer ciencia, sino para dar respuestas rápidas (sistema 1) usando un procesamiento más intuitivo.
Esta es una situación delicada ya que podemos pensar que con paciencia y con un número suficiente de explicaciones, podemos refinar el pensamiento por sentido común en conocimiento científico rico y objetivo. La Teoría de las Representaciones Sociales, lo que indica es que las representaciones intuitivas, de sentido común, que nos hacemos, solo las transformamos en otras representaciones. Es decir, se transforman unas simplificaciones en otras simplificaciones diferentes. Es por esto que el sentido que denominamos común no solo no es científico, sino que no es unívoco ni, por lo tanto, común.
Nos parece algo de sentido común cuando estamos dentro de un sistema de representaciones simples del que tenemos cierta familiaridad. Cuando cambiamos del sistema de representaciones simples, cambia lo que consideramos común, compartido o intuitivo.
La segunda pregunta hace referencia a la imposibilidad de reducir el conocimiento científico a conocimiento o sentido común de tal manera que no se pierda rigor o precisión pero sí complejidad. Se considera que el sentido común posee unas características que hacen imposible el «transcribir a imágenes y palabras sencillas», las complejidades del mundo científico. Esto no implica necesariamente que el uso de herramientas divulgativas, storytelling, imágenes simplificadas o modelos esquemáticos, no sean útiles para el aprendizaje y la aproximación a conocimientos más sofisticados.
Sentido común, Filosofía e ideología
Gramsci veía el sentido común no solo como ideas comunes, sino como una forma de filosofía que todos practicamos en nuestra vida diaria. Desafía la idea de que solo los filósofos profesionales pueden participar en el pensamiento filosófico, argumentando que cada persona, en su actuar diario, lleva implícita una forma de representar el mundo, ya sea desde una perspectiva materialista, espiritualista u otra. De esa cosmovisión se derivan ciertos principios éticos que guían su comportamiento en nuestro día a día. Según Gramsci, muchas de las creencias que consideramos de sentido común provienen de la Filosofía académica y se simplifican y se adoptan de manera acrítica por la gente en su contexto cotidiano. Con el tiempo, estas filosofías se convierten en el sentido común de la época. Como son representaciones simplificadas que repercuten en la forma que vemos y deseamos ver el nuestro entorno, se pueden transformar en ideologías políticas. Es decir, respecto a cómo debemos vivir socialmente, lo que comúnmente se cree que es de sentido común u obvio, si se introduce en dinámicas de poder, se convierte en una ideología. Es por esto que el sentido común, el análisis del pensamiento cotidiano debe ser estudiado con detenimiento. De hecho, la ingeniería social y los esfuerzos de la fuerzas políticas actuales (Deep State incluído) se preocupan más por la influencia en lo que consideramos obvio, de sentido común, que en la coacción directa. Gramsci considera el sentido común como un consenso compartido prerreflexivo
Desde esta perspectiva sociológica, el sentido común tiene las siguientes características:
- Estereotipado. Es un conocimiento sobresimplificado repleto de clichés absorbidos de los grupos de referencia.
- Tolerante con las incoherencias. Si en es útil para una cantidad significativa de explicaciones cotidianas, se toleran ciertas inconsistencias o falsedades.
- Pro-conformidad social. Este conocimiento está altamente influenciado por la validación social que produzca en el individuo. Es dependiente del contexto histórico, cultural y grupal. Lo que se considera de sentido común depende del grado de adaptación y conformidad con los esquemas sociales que ejercen presión sobre la persona.
- Inconsciente y prerreflexivo. El sujeto que razona por sentido común no suele ser consciente de por qué considera evidentes y de sentido común ciertas ideas.
- Manipulable. El sentido común es influenciable mediante ingeniería social y mecanismos de bombardeo mediático y repetición de clichés y mensajes simplificados.
- Cercano a lo emocional. Las emociones como el miedo o el asco, suelen influenciar el pensamiento común y los estándares por los que evaluamos la realidad cotidiana. Por ejemplo, el miedo a perder conformidad con el grupo, suele ser detonante para la adopción semiautomática de ideas.
El tema del conocimiento común puede extenderse enormemente. Como conclusión a este artículo, podemos plantear algunas preguntas interesantes para seguir investigando.
- ¿Existen mecanismos efectivos de antimanipulación del sentido común?
- ¿Qué relaciones existen entre los distintos sesgos cognitivos y las decisiones y acciones tomadas por sentido común?
- ¿Cuál es exactamente el mecanismo de influencia de las emociones en el desarrollo del sentido común?
- Si las representaciones sociales e ideologías que nos rodean determinan el sentido común, ¿cómo podemos entender los mecanismos de poder e influencia social en relación con el conocimiento y sentido común?
Referencias
- Vilanova Arias, J. (2021). Filosofía de sentido común. Guillermo Escolar Editor S.L. ISBN 978-84-18093-30-2.3
- Castorina, J. A. (2020). Relaciones entre conocimiento científico y sentido común: Problemas, conflictos y aperturas. Ucronías, 2, 57-76. https://doi.org/xx.xxx/yyyy (si se dispone de un enlace o DOI)